El pontífice saludó a los fieles de pie en el vehículo que iba a una velocidad algo más rápida que en otras ocasiones.
León XIV recorrió los pasillos de la plaza y llegó hasta el final, donde se congregaron los fieles que no consiguieron entrar en la plaza y que siguieron la ceremonia desde las pantallas gigantes que fueron instaladas estos días.
El rito comenzó con un rezo ante la tumba de san Pedro, en la cripta de la basílica vaticana, en la que el papa estuvo acompañado de los patriarcas de las Iglesias católicas de rito oriental.
Después, en procesión, el pontífice subió a la basílica y salió a la plaza de San Pedro, donde le fue colocado el palio y se le entregó el anillo del Pescador. La ceremonia comenzó ante más de 150 delegaciones internacionales y unos 200.000 fieles.
El palio se lo colocó el cardenal protodiácono, Dominique Manberti, el mismo que anunció al mundo que la Iglesia tiene nuevo papa el pasado 8 de mayo, y el anillo del Pescador se lo entregó el cardenal filipino Luis Antonio Tagle.
El palio es una antigua insignia episcopal y simboliza al Salvador, que, encontrando al hombre como la oveja descarriada, lo carga a sus espaldas. Es una estola tejida con lana de ovejas y corderos y sobre ella han sido colocadas cinco cruces rojas.
El anillo lleva grabado a Pedro con las llaves y sujetando las redes para pescar. El papa llevará el anillo hasta su muerte o renuncia, cuando el camarlengo se lo retire y lo anule para que nadie pueda usarlo y, a la vez, para simbolizar el final del papado.
Después doce miembros de la Iglesia, cardenales, obispos, sacerdotes y laicos en representación del ‘pueblo de Dios’ le mostrarán obediencia.
Al final de la misa, Robert Prevost saludó en el interior de la basílica de San Pedro a los representantes de las delegaciones asistentes.