Ayer, al ver en el podio olímpico a nuestra campeona Marileidy Paulino, bañarse de gloria con este oro histórico, me sentí tan orgullosa de ser dominicana, de ser mujer y ser antillana.
Todo triunfo de una mujer deportista quisqueyana, es un logro en sí, de todas las féminas dominicanas y de un país entero.
La primera mujer en ganar este histórico oro, en unas olimpíadas, envió un claro mensaje de que las mujeres sí podemos lograr realmente grandes metas, poniendo alma, vida y corazón, a nuestros proyectos.
Me sentí tan bien representada, que lloré al verla llegar tan cómodamente a la meta a los 48.17 segundos y quebrar el récord olímpico de 48.25, que estaba en manos, de Marie- José Pérec, en (Atlanta 1996).
Marileidy Paulino, llegó a los Juegos Olímpicos de París, con un objetivo claro, colgarse la presea doradas y llevarle a República Dominicana esa medalla de oro, de esta 33 edición de Juegos Olímpicos, donde participaron
un total de 10.714 atletas de 206 países.
Nuestra campeona llegó a París, confiada primeramente en Dios, confiada en su velocidad, en su gran fortaleza, en sus piernas, en su equipo de trabajo.
Llegó a la fiesta olímpica sin presunciones, se mostró siempre segura de lo que debía hacer, correr duro como acostumbra, con sus enormes piernas largas y pisadas fuertes.
Llegó enfocada en su meta, pues sabía que estaba compitiendo con atletas de calidad, las cuales hicieron un excelente trabajo y obtuvieron el segundo lugar (plata), Salwa Naser, de (Bahrein), con 48.53 y tercera posición medalla de bronce, Natalia Kaczmarek, de (Polonia) que hizo tiempo de 48.98.
Las zancadas de Paulino, sobre la pista del Stade de France, fueron muy veloces, zancadas que nos llenaron de un orgullo patrio inmenso y emocionante.
Su triunfo confirmó que no importan las circunstancias vividas, cuando realmente tienes sueños por cumplir, pero solo las atletas con propósitos y disciplinadas, llegarán tan lejos como se lo propongan, en sus carreras deportivas.
La velocista hija del pueblo de Don Gregorio, del municipio de Nizao, le dejó ver, a las nuevas generaciones del atletismo dominicano y al mundo, que no importan los obstáculos, ni las precariedades a que se presenten en la niñez y de adultos, si saben quienes son y hacia donde desean llegar.
Pude leer algunas de sus expresiones a los medios, luego de su triunfo y realmente me llenaron de satisfacciones sus palabras.
“Las mujeres están tomando un poco de poder, no solo yo, hay otras que tendrán buenos resultados y pueden hacerlo en Los Ángeles", expresó.
“Ha sido un gran ciclo olímpico, esta era la única medalla que me faltaba para el ciclo de oro, estoy agradecida con mi equipo y conmigo misma”, manifestó
la espigada atleta.
Marileidy, una joven de fe que no se rindió en sus proyectos deportivos y continúo trabajando fuerte, entrenando con disciplina y enfoque, hasta concretar su misión en estos históricos Juegos.
Este oro olímpico femenino en los 400 metros planos, es una presea que paró esa sequía de dorada en olimpíadas, para la República Dominicana y con su oro, Marileidy suma cuatro medallas doradas en total, en toda la historia del país, ya que Félix Sánchez, obtuvo 2 presea doradas olímpicas, una en Atenas 2004 y Londres 2012 y la tercera medalla fue lograda en el 2008, por Félix Díaz, en Boxeo.
La campeona de 27 años, llegó a la meta y señaló al cielo, en agradecimiento al ser Supremo y se arropó con nuestra hermosa bandera tricolor, que la acompaña en cada escenario que pisa.
Gracias por representarnos, tan dignamente.
Gracias por representar a tantas niñas y jóvenes atletas dominicanas, que sueñan y ven Marileidy Paulino, un ejemplo a seguir, una fuente de inspiración, para que ellas persigan sus sueños y luchen por ellos, hasta convertirlos en una gran realidad como lo ha hecho, la Reina indiscutible de la pista en los 400 metros planos.
Se vale soñar.
Misión cumplida campeona dorada.
Gracias por ese honor.
Artículo de opinión
Por Dominga Valdez.