Roma – En un mundo católico que busca adaptarse a los desafíos del siglo XXI sin perder su esencia espiritual, el cardenal Luis Antonio Tagle emerge como una figura clave. Nacido el 21 de junio de 1957 en Manila, Filipinas, Tagle ha recorrido un camino eclesiástico que lo ha convertido en una de las voces más influyentes del catolicismo global, y para muchos, un "papabile", es decir, un posible sucesor de San Pedro.
Una vida al servicio de la fe
Tagle proviene de una familia profundamente católica, con raíces tanto filipinas como chinas. Su formación teológica comenzó en el Seminario de San José en Manila y luego en la Universidad Católica de América en Washington D.C., donde obtuvo su doctorado en Teología.
Fue nombrado obispo en 2001 por el papa Juan Pablo II y más tarde arzobispo de Manila en 2011 por Benedicto XVI. Sin embargo, fue bajo el pontificado del papa Francisco que su figura adquirió mayor proyección internacional. En 2012 fue elevado a cardenal y en 2019 fue llamado a Roma para asumir como prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (hoy parte del Dicasterio para la Evangelización), un cargo que lo sitúa en el corazón misionero de la Iglesia.

Un discípulo cercano al papa Francisco
La relación entre Tagle y el papa Francisco fue más que institucional: fue personal y espiritual. Ambos comparten una visión de la Iglesia como “hospital de campaña”, volcada hacia las periferias, sensible a los pobres y comprometida con el diálogo interreligioso y la justicia social. Francisco veía en Tagle no solo a un colaborador eficaz, sino también a un heredero potencial de su proyecto de reforma.
Durante su pontificado, Francisco confió a Tagle varias responsabilidades clave, lo cual fue interpretado por muchos observadores vaticanos como una señal de confianza y respaldo. De hecho, en algunos círculos se llegó a referir a él como “el Francisco de Asia”.
¿El próximo papa?
Cada vez que se aproxima un cónclave, el nombre de Tagle aparece entre los favoritos. Su perfil encarna muchos de los deseos actuales de renovación en la Iglesia: es joven para los estándares vaticanos (67 años), es carismático, políglota, cercano al pueblo y proviene de Asia, un continente donde el cristianismo crece con fuerza.
Sin embargo, su elección no está exenta de desafíos. Algunos sectores más conservadores podrían ver con recelo su estilo pastoral y su cercanía con las reformas impulsadas por Francisco. Además, su larga permanencia en posiciones dentro de la Curia Romana puede ser vista tanto como una ventaja estratégica como una fuente de desgaste político.
Una visión progresista con raíces profundas
Tagle es conocido por su enfoque progresista pero enraizado en la tradición. Ha abogado por una Iglesia menos clerical, más sinodal y abierta a escuchar las voces marginadas. Es defensor del medio ambiente, partidario del diálogo interreligioso —especialmente con el Islam en el contexto asiático— y firme en su compromiso con los derechos humanos y la lucha contra la pobreza.
En temas polémicos dentro de la Iglesia, como la pastoral hacia los divorciados vueltos a casar o la inclusión de la comunidad LGBTQ+, Tagle ha manifestado una actitud pastoralmente comprensiva, evitando condenas dogmáticas y abogando por la misericordia y el discernimiento.
Un futuro por escribir
Luis Antonio Tagle representa una esperanza para quienes sueñan con una Iglesia más cercana, humana y dialogante. Aunque solo el Espíritu Santo —y los votos del Colegio Cardenalicio— decidirán quién será el próximo pontífice, su nombre seguirá resonando con fuerza como símbolo de una Iglesia en salida, como decía su mentor, el papa Francisco.